Pegatinas, gomets… ¿Qué tienen de malo?

¿Usas gomets, pegatinas, puntos, estrellas, para cambiar ciertas conductas de tu hijo o para enseñarle ciertas competencias? La mayoría de expertos defiende el uso de las recompensas para reforzar una conducta positiva en los niños. Por ejemplo: quiero que mi hijo recoja sus juguetes, voy y diseño un póster y mi hijo va pegando gomets cada vez que los recoge. Al final, mi hijo recibe un premio (chuches, juguete, privilegio en forma de salida al cine, o lo que sea). La base de la idea es que hay que reforzar con premios o recompensas la conducta que quieres que se repita. Pero, ¿conoces los efectos perjudiciales que puede tener el sistema de recompensas en tu hijo?

¿Por qué no funcionan a largo plazo?

  • Porque tu hijo perderá interés por realizar esa conducta cuando dejes de recompensarle, ya que la motivación para hacerla es externa en lugar de interna (la satisfacción de un trabajo bien hecho).
  • Porque la recompensa puede dejar de tener interés para tu hijo y, por lo tanto, dejará de sentirse motivado a hacer aquello que tú quieres.
  • Otro punto que me parece muy importante es lo que comunicas a tu hijo al usar este sistema. ¿No crees que le estás comunicando que tu amor es condicional en lugar de incondicional? Si te portas como yo deseo, te apruebo; de lo contrario, no te apruebo.

El experto Alfie Kohn propone algunas ideas alternativas que me parecen muy interesantes.

  1. Habla con tu hijo sobre el comportamiento que no te parece aceptable y dile cómo cambiarlo.
  2. Piensa en el comportamiento de tu hijo e intenta encontrar el motivo que lo puede estar causando. ¿Hay algo que puedo cambiar? ¿Estoy yo contribuyendo a ello de algún modo? ¿Está mi hijo intentando comunicarme algo? Este punto me parece esencial. Imagina que tu hijo llora últimamente por cualquier cosa. ¿Le pondrás como tarea “no llorar” para que su comportamiento deje de incomodarte, o te pararás a ver qué le puede estar pasando? Para mí, la respuesta está clara.
  3. Pídele a tu hijo que evalúe su comportamiento. ¿Puedes mejorar? ¿Cómo puedes hacerlo? ¿Estás dispuesto a hacerlo?

A mí me parece que la diferencia radical entre una manera y otra es que la primera pone todo el peso en la obediencia; la segunda, en educar hijos responsables y autónomos. Además, este sistema de recompensas está enteramente dirigido por el adulto, que lo impone en el niño, y es el adulto quien decide si el niño ha hecho bien o mal la tarea asignada. Creo que hay muy poco margen a la autorresponsabilidad, la autonomía, la creatividad del niño.

Si crees que las pegatinas tienen valor como instrumento educativo, tal vez con estos “arreglillos” puedas conseguir resultados no solo a corto plazo, sino también a largo plazo:

  • Tu hijo será quien cree el póster si sabe escribir; si no sabe, puede usar imágenes.
  • Céntrate en el valor intrínseco de la tarea para explicarle por qué debe hacerla. Por ejemplo: si tu objetivo es que lea cada día un ratito, ¿cuál es el valor intrínseco de la lectura? Es la mejor forma de que te lo “compre”, en lugar de sobornarlo con una recompensa que no aporta ningún valor intrínseco.
  • Asegúrate de que todo el proceso sea en positivo. No hay consecuencias por no hacer la tarea, no hay competencia entre hermanos (o entre compañeros si eres profesora); sencillamente, se trata de que el niño haga lo mejor que pueda.

Ahora, cuéntame tu experiencia, tu opinión. ¿Usas este sistema de recompensas? ¿Te sirve? ¿Eres una defensora o una detractora del sistema?

Un cálido abrazo y hasta la próxima.

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Noviembre 18, 2013

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Rubén - Noviembre 11, 2014

Hola. Después de leer todos los comentarios, no sé si utilizar los gomets para mi hijo Eric, de 4 añitos y medio. El caso es que desde hace unos 3 o 4 meses le hemos quitado el pañal por las noches. I a veces se hace pipi y a veces no. Últimamente lleva 3 dias sin hacerse, y mi exmujer esta utilizando lo de los gomets, pero yo no estoy muy seguro del metodo. Me podéis ayudar, por favor?

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    Olga Marín - Noviembre 11, 2014

    No creo que haya que presionar, compensar, castigar o premiar a los niños de ninguna manera por hacer cosas como pipí o caca sin pañal. Es un proceso de maduración natural, cada niño tiene su tiempo con que os limitéis a respetarlo es más que suficiente.

    Reply
Alejandra - Noviembre 28, 2013

Hola,
En el colegio de nuestra hija están utilizando también gomets de color rojo. No entendemos bien la finalidad porque se los colocan en el hombro a la salida de clase, al final del día, dependiendo de si su comportamiento ha sido bueno o “malo”.
No sabemos si esperan que los papás riñamos a nuestros hijos al ver el gomet rojo o si hagamos una fiesta si es verde. La maestra comenta poco o nada…
Pero quería que alguien nos ayude: ¿podemos negarnos a que se lo coloquen encima?
Nosotros somos partidarios de que nos comuniquen verbalmente o por escrito cualquier incidencia sobre el comportamiento de nuestros hijos. Tenemos educación y recursos liguísticos más que suficientes como para entender y hacernos entender. Estamos dispuestos a pedir a la maestra que no adhiera ningún gomet más sobre el abrigo de nuestros pequeños pero no queremos que les coja “ojeriza”.

Un saludo y gracias.

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    Olga Marín - Noviembre 29, 2013

    Alejandra,
    Sinceramente, lo que hace esta maestra me parece muy poco adecuado. Con o sin “ojeriza”, yo no querría que se lo pusiesen a mi hijo. Parece que tú también lo tienes bastante claro.
    Un abrazo.

    Reply
Sara - Noviembre 27, 2013

Hola:
Yo soy maestra especialista en educación infantil. Estoy de acuerdo con María. Este es un método válido si se utiliza bien. La recompensa no debe ser algo material, sino que el educador (padres, maestro/a, etc), mostrarles aprobación y orgullo cuando tiene un comportamiento o actitud correctos. Por ejemplo diciéndoles: “Qué bien, lo has hecho bien”, ” así me gusta que lo hagas”,…incluso dándoles un beso, una caricia,… Por supuesto nunca hay que decirles que no es querido por haberse portado mal, si no que deben corregir esa actitud y/o comportamiento. Si se hace así con este método se conseguirá buenos resultados, adquiriendo el niño/a los comportamientos y/o actitudes deseadas y además ayudará a que tenga una mejor autoestima.
Gracias por compartir este artículo y dar la oportunidad de comentarlo con las distintas opiniones.
Un saludo,
Sara.

Reply
    Olga Marín - Noviembre 27, 2013

    Sara,
    Gracias por tu aportación. Quiero puntualizar que cuando le dices a un niño: “Muy bien, así me gusta”, por muy positiva que sea la valoración sigue siendo un juicio; el niño sabe, por lo tanto, que si lo juzgas en positivo en cualquier momento lo puedes hacer también en negativo. No estoy a favor de esa clase de juicios, pero tal vez pueda escribir sobre eso en otro post.
    Por otra parte, los niños no son perros a los que haya que entrenar. Adquieren hábitos a medida que van madurando, cada cual a su tiempo y siempre desde el respeto.
    Un cálido abrazo.

    Reply
maria - Noviembre 22, 2013

Pues como todo en esta vida supongo que depende de distintos factores: edad del niño, conductas a modificar, entorno…

Yo sólo soy madre (ni maestra, ni psicologa, ni nada semejante, es decir….cero formación en ese campo), pero mi sentido comun me dice que jamás lo utilizaría para hacer niños autonomos (como en el caso de la niña “mariajose”).

Sin embargo en casa si lo he utilizado para modificar ciertas conductas conflictivas: “movida” en casa y de las gordas para elegir la ropa por las mañanas….y antes explicando que esa conducta no me gustaba, y que ella al ponerse rabiosa con el tema ropa no iba a conseguir nada, que nos quitaba tiempo para jugar y demas argumentos. Y sin recompensa (me refiero a que la recompensa era la satisfacción de ponerse un punto verde).

Ha funcionado en mi caso….Por eso creo que dependerá del caso. Es un instrumento válido supongo, que si se sabe utilizar….

Gracias, Olga, por tus consejos.

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    Olga Marín - Noviembre 22, 2013

    Gracias, María, por contar tu punto de vista y tu experiencia.
    Abrazos.

    Reply
Laura - Noviembre 22, 2013

Hola a todas,
Yo tengo varias experiencias con gomets, algunas súper positivas y otras más mediocres, pero lo primero que quería hacer era contestar a Mariajosé: me parece que la psicopedagoga que os aconsejó iba muy errada, porque una de las cosas que a mi me dejaron super claras en su día es que el sistema era SOLO en positivo, es decir, en tu caso podías poner caras alegres o no ponerlas, pero jamás caras tristes (se pueden añadir gomets pero nunca sacarlos), y en segundo lugar no puede ser un sistema comparativo, es decir, el logro es personal, no es que el niño que tenga más se lleva la mascota, dejando al resto “jodidos” por bien que lo hayan hecho.
En nuestro caso, nuestra hija Alejandra, que había ido encantada a la guardería y es una niña súper alegre y feliz, se angustiaba mucho por las mañanas cuando empezó P3. Su escuela estaba en un edificio en el centro de Barcelona y las clases en el segundo piso, así que cada mañana dejábamos a los niños con su señorita y subían en fila con ella los dos tramos de escaleras. Por lo visto eran las escaleras lo que agobiaba a Alejandra. Su señorita nos explicó el método de los gomets, que empezamos a poner en práctica y la cosa evolucionó rápidamente a mejor. Los “premios” no eran nunca materiales, eran actividades placenteras para todos como ir al zoo o cosas del estilo. Obviamente eran actividades que ya hacemos habitualmente con los niños, pero esas eran especiales porque eran las de Alejandra.
Luego los he usado para establecer algunos hábitos y también me ha resultado útil. Cuando no nos ha funcionado nada es al intentar hacer un poster de gomets para los tres a la vez (incluso siendo las metas personalizadas), precisamente por las comparaciones que inevitablemente se generan.

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    Olga Marín - Noviembre 22, 2013

    Laura,
    Mil gracias por contar aquí tu experiencia.
    Un abrazo.

    Reply
Amanda - Noviembre 19, 2013

Como madre no te puedo decir… Mi hija tiene 2 años y aunque no ponemos gomets estoy negociando con ella todo el día!!! Los terribles 2 años!! Pero como maestra, sí puedo decirte que en ciertos alumnos el sistema funciona, pero no exactamente como tú lo describes. Es el propio alumno el que debe ponerse metas (por ejemplo, no pegar a los compañeros, no contestar faltando al respeto…) objetivos que el mismo reconozca que le harían sentirse mejor y periódicamente valorar, con gomets, si está consiguiendo o no lo que se propone. Recoger esta información mediante gomets le permite obtener una visión general de sus avances. En resumen, que estoy de acuerdo con el método como recopilador de datos valiosos para una reflexión posterior, pero que creo que el premio o no premio carece de importancia. No sé si me he explicado bien… Saludos

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    Olga Marín - Noviembre 19, 2013

    Claro y meridiano, Amanda. Espero que otras maestras puedan aportar también su opinión.
    Mil gracias y un abrazo.

    Reply
Peps - Noviembre 19, 2013

Pues somos una pandilla muy grande que nos conocemos de toda la vida y el resultado de los que tuvimos “normas” con recompensa y castigo(con mucho amor) es totalmente diferente y me atrevería a decir que mejor en todos los niveles

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    Olga Marín - Noviembre 19, 2013

    Peps, no entiendo muy bien tu opinión.

    Reply
Belén - Noviembre 19, 2013

Hola! Yo me declaro detractora del sistema de recompensas, por tanto ni se me pasa por la cabeza emplearlo. Mi meta es que mi hijo interiorice las normas, que con el tiempo se autorregule por sí mismo, no por conseguir nada externo. Las normas que tenemos son básicas y tienen un valor por sí mismas (por higiene, por seguridad, por salud…) Creo que así el proceso es más largo que con gomets, pero sospecho que a la larga más efectivo en el sentido de que el niño integra la norma per se. Un saludo!

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    Olga Marín - Noviembre 19, 2013

    No podría estar más de acuerdo contigo Belén. Veamos qué experiencias nos aportan otras mamás.
    Un fuerte abrazo.

    Reply
mariajose - Noviembre 19, 2013

Detractora a más no poder. Os dejo la experiencia que tuve con mi peque. En la guarde, por sistema, todos los niños a los 18 meses pasaban de purés a sólidos, mi nena tenía reflujo gastro y no se le daba muy bien lo de comer. La psicopedagoga de la guarde nos insistió en usar el sistema de recompensa que usaban en la guarde con los famosos gomets, pero con caras tristes y caras contentas. Fue horrible, porque añadíamos la falta de esas recompensas de la guarde, allí si tenían caras contentas en todas las actividades (hacer las fichas, ir al baño sin mojarse, “ser bueno” y comer bien) se llevaban a la mascota y claro, mi niña nunca la trajo a casa, porque o no comía o vomitaba. A los dos meses de empezar a seguir el método de las caras tristes – caras contentas, ella sólo tenía terrores nocturnos y yo la sensación de estar hacíendole muchísmo daño. Lo mejor fue el día que decidimos que en casa no entraba ni una sola cara triste más, ayudé a Manu a pegar todas las caras contentas que teníamos, y no empezó a comer mejor, pero el momento de la comida fue mucho más relajado.
Espero que os sirva mi caso, conozco a mucha gente que le ha funcionado, pero yo he dejado de creer en los métodos conductistas porque bajo mi punto de vista le restan mucho amor a las relaciones padres-hijos.
Abrazos,
Mariajose

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    Olga Marín - Noviembre 19, 2013

    Mil gracias por tu aportación, María José. Espero que ayude a otras mamis en tu situación.
    Un fuerte abrazo.

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