
La solución a la postergación es esta
A lo largo de los años, he trabajado con mujeres a las que les costaba mucho terminar una tarea, o a veces incluso comenzarla. O mujeres que dejaban lo importante para última hora y entonces ya no era importante, sino urgente, y su nivel de estrés subía en picado. Si te identificas con alguno de esos escenarios, sigue leyendo.
¿Qué es postergar?
De manera sencilla, podemos decir que una persona posterga cuando deja de hacer lo que debería estar haciendo ahora en favor de hacer lo que le apetece más o aquello con lo que se siente más cómoda.
¿Cómo sabes si eres una postergadora?
Bonus: Averigua en 3 minutos si tienes tendencia a postergar con este test de 20 preguntas (PDF). Clica aquí para acceder al test ahora.
¿Postergas por miedo…?
Al éxito
Si te reconoces en alguna de estas situaciones, o en todas, seguramente tengas miedo al éxito.
- ¿A veces abandonas o ralentizas un proyecto que te está yendo bien?
- ¿Te sientes ansiosa o incómoda cuando recibes reconocimiento?
- Si te proponen un ascenso, ¿desearías ser invisible?
- ¿Te incomodan los cumplidos?
- Si tienes éxito en un área de tu vida, ¿lo fastidias todo en otra?
- Cuando las cosas te van bien, ¿imaginas que algo malo va a pasar?
- Si tienes la posibilidad de tener más éxito que otros miembros de tu familia, ¿te preocupa perder la buena relación con ellos?
El miedo al éxito tiene varias causas:
- Tienes miedo de que el éxito provoque algunas consecuencias desagradables en tu vida, como por ejemplo, que de repente te salgan enemigos, que tengas que trabajar demasiado, que de repente la gente empiece a pedirte favores, o dinero.
- Tienes miedo de la famosa frase “más dura será la caída”. Cuando más éxito tengas, más miedo te da caer.
- Te dan miedo las críticas o la envidia de los demás.
- Sientes que no te mereces tener éxito. El éxito no se corresponde con la imagen que tienes de ti misma.
Al fracaso
El miedo al fracaso está estrechamente vinculado a la equivocada idea de que fracasar en una tarea equivale a fracasar como persona. Es decir, algo te sale mal, eres una fracasada, no vales. Tu valor como persona depende en gran medida de lo bien o mal que te salgan las cosas.
Así que, mientras postergas, no tienes que afrontar los verdaderos límites de tu capacidad, cualesquiera que sean.
El miedo al fracaso está muy vinculado al perfeccionismo. ¿Qué quiero decir con esto?
¿Te impones modelos que te permiten progresar, o son tan inalcanzables que te desanimas y te paralizas?
Las perfeccionistas tienen una serie de creencias internas que atizan el fuego de la postergación:
-La creencia de que todo lo que hagan tiene que ser sobresaliente, y si no lo es entonces es mediocre, y la mediocridad te merece desprecio.
-La creencia de que hay un solo camino correcto para cada problema y que tu deber es encontrarlo. Así que en lugar de arriesgarte a tomar una decisión equivocada, no haces nada. Así no tienes que enfrentarte a una realidad desagradable e imperfecta.
Al juicio ajeno
Postergas porque te da miedo lo que otras personas piensen de ti, de tu comportamiento, de tus decisiones o de tus acciones. Si antes de actuar, pasas demasiado tiempo pensando en lo que pensarán los demás, este es tu miedo.
¿Postergas porque te sientes…?
Desbordada o saturada
A veces, cuando tienes que realizar una tarea, te encuentras con demasiada información que manejar, o quizás estés intentando hacer demasiadas cosas a la vez. Es entonces cuando puedes empezar a sentirte desbordada o saturada y a tener ganas de salir de allí pitando.
Frustrada
Cuando te tienes que enfrentar a una tarea que sabes que puedes hacer, pero por algún motivo en este momento no consigues realizarla con eficacia. No pasa nada porque te sientas frustrada en un momento dado; el problema viene cuando se te descontrola tanto que entonces se convierte en un miedo al fracaso.
Aburrida como una ostra
Está claro, cuando algo nos aburre, la mayoría tendemos a postergar. Porque la mayoría nos movemos por el principio del placer. No me gusta, no lo hago. Sí me gusta, sí lo hago.
¿Postergas porque te falta…?
Centrarte
Postergas cuando te centras en demasiadas cosas al mismo tiempo, o cuando te cuesta prestar atención porque tienes demasiadas distracciones. También cuando no has definido con claridad tus objetivos, es como si fueras dando bandazos de un lado a otro.
Confianza y/o recursos
En ti misma, en tus habilidades, o te falta conocimiento, experiencia, apoyo, herramientas…
La solución a la postergación es esta: encontrar motivación
Para terminar, te presento unos pasos a seguir para que encuentres la motivación que necesitas para dejar de postergar. Básicamente, se trata de sustituir la postergación por la motivación.
- Durante una semana, anota las actividades que haces durante el día y el nivel de energía que tenías al hacerlas (alta, media, baja). También anota los momentos en los que has postergado. Finalmente, anota los momentos en los que te has sentido motivada y qué los motivó (una persona, un sentimiento, un acontecimiento…).
- Al cabo de esta semana, mírate las notas que has tomado y trata de identificar tus patrones de comportamiento. ¿Qué me hace postergar y por qué? ¿Qué me motiva?
- Escribe una meta que quieras lograr en un papel. Tiene que ser observable (una acción), específica y que puedas dividir en pequeñas etapas.
- Visualiza tu meta (visualiza el resultado que tendrás cuando la hayas alcanzado).
- Encuentra la manera de asociar el concepto de placer y beneficios a lo estás postergando, y asocia dolor y desventajas al hábito de postergar. Puedes conseguirlo haciendo ejercicios de visualización.
- Cuando hayas encontrado la motivación suficiente, puedes pasar a la acción. Sin motivación, no te servirá de nada actuar. Los 5 pasos anteriores son muy importantes por ese motivo.
- Cuando actúes, recuerda esto:
- tus acciones deben serán y deben ser imperfectas
- actúa pasito a pasito. Divide tu meta en pasitos pequeños.
- busca la creatividad que necesitas para acometer tu tarea con alegría. Esto es esencial.
- Empieza la tarea más difícil en primer lugar; no la dejes nunca para el final.
Y cuando nada funciona, haz esto
Coge un reloj con alarma y ponlo a 11 minutos. Durante 11 minutos solamente, dedícate en cuerpo y alma a la tarea que has postergado. Cuando suene el reloj, deja la tarea y vete a hacer otra cosa durante otros 11 minutos, luego vuelve a tu tarea inicial durante otros 11 minutos, y así sucesivamente.
¿Sencillo? ¡Pues sí, pero funciona! Pero no me creas a pies juntillas; ponlo en práctica y me cuentas.
Para terminar, te dejo con este proverbio sobre la postergación que me encanta.
“Si"y "Cuando" fueron plantados, y "Nada" creció.
Tu opinión me interesa muchísimo, así que te paso el testigo. Dime, ¿qué más necesitas saber sobre este tema? Déjame un comentario abajo.