
Diferencias con tu pareja a la hora de educar
Aunque es cierto que la llegada de un hijo supone un motivo de alegría, no es menos cierto que también puede causar mucho estrés a la pareja. Y no solo porque la dinámica de la pareja va a cambiar de forma irreversible, al menos durante bastantes años, sino también, y sobre todo, porque en muchos casos existen diferencias importantes en la forma de entender la educación de vuestro hijo.
Muchas mamás me cuentan que es complicado para ellas aceptar determinados comportamientos de su pareja a la hora de educar, lo que se traduce en tensión, conflicto, incluso distanciamiento en casos más serios.
Esto es especialmente cierto cuando uno de los dos miembros de la pareja (en general, la mamá) se preocupa por “formarse” y va adoptando pautas más sanas en la relación con su hijo, pero el otro miembro se queda atrás y se produce así un desfase entre ambos. Por ejemplo, una mamá que empieza a relacionarse con su hijo más desde la escucha, la empatía y la negociación y su pareja insiste en imponer su criterio por decreto ley (lo que entendemos como educación autoritaria).
La solución siempre pasa por comunicarse al máximo, y llegar a acuerdos.
¿Por qué educas como educas?
En general, tu forma de educar refleja la forma en que fuiste educada. A veces, cuando eres muy consciente de las carencias de tus padres en su forma de educarte, pones remedio con tu hijo y cortas así en tu generación esa forma más tóxica que tuvieron tus padres de relacionarse contigo.
Muchas otras veces, de forma inconsciente, reproducimos los mismos esquemas dañinos de nuestros padres. Otras actuamos por compensación y nos vamos al otro extremo: si tuvimos padres muy autoritarios y sufrimos aquella educación más represiva, nos convertimos en mamás demasiado permisivas para compensar. O al contrario.
Y lo mismo le ocurre a nuestra pareja. Así que dos individuos con dos historias personales distintas se encuentran para educar un hijo. ¡Complicado!
¿Sufrirá mi hijo un grave daño si mi pareja y yo no estamos de acuerdo?
Está muy extendido el pensar que los progenitores tienen que ir a una siempre y bajo cualquier circunstancia, porque si no el niño se confunde y no sabe a qué atenerse. No estoy en absoluto de acuerdo con esta teoría.
Me parece positivo que el niño pueda entender que sus padres son dos individuos, y que para lo que uno es aceptable, tal vez para el otro no lo sea.
Lo más dañino para un niño, a mi entender, es que uno de los progenitores tenga un estilo educativo demasiado permisivo, y el otro demasiado autoritario. O que los valores de sus papás sean tan distintos que realmente crezca con mensajes demasiado divergentes.
El resto, puede solventarse.
¿Cómo solvento las diferencias con mi pareja?
- Escuchando y hablando. Y eso significa también estar dispuesta a escuchar a tu pareja, por mucho que su manera de hacer te parezca errónea. Hay que intentar entender de dónde viene el otro, cuál fue su historia personal, cuáles son sus dificultades. Y, por supuesto, hablar de vuestras diferencias es algo que deberíais hacer de forma regular y en momento de calma, no cuando estáis en medio de una discusión. Creo que huelga decir que nunca en presencia de vuestros hijos.
- Identificad todos aquellos aspectos relacionados con la educación de vuestro hijo en los que no estáis de acuerdo. En general, suele haber diferencias en cuestiones de disciplina, alimentación, sueño, rutinas, deberes… Intentad entender qué os separa y de dónde vienen las diferencias. Cada uno tendrá que mirarse a sí mismo y a su historia personal.
¡No vale ponerse a criticar o descalificar al otro! En lugar de eso, habla siempre desde cómo tú te sientes cuando el otro hace tal cosa. Por ejemplo:
“Cuando dejas que nuestro hijo vea la tele más de x minutos, me preocupa que adquiera hábitos poco saludables para él, que luego no quiera salir al parque y prefiera actividades pasivas. Quiero que lleguemos a un acuerdo sobre el tiempo que puede pasar viendo la tele y que ambos lo respetemos.”
En lugar de: “Eres un irresponsable y no sabes poner límites. ¡Te he dicho que no quiero que nuestro hijo vea la tele más de x minutos!”
- Abordad las diferencias una a una, empezando con las mayores.
- Negociando. Se trata de ir llegando a compromisos aceptables para ambos, de forma que ambos sintáis que estáis ganando. Ceder continuamente es perder continuamente y llenarse de resentimiento. La negociación para mí significa sentir que ambos ganáis y que ninguno pierde.
Si me estás leyendo y estás embarazada por primera vez, creo que es muy importante empezar a hablar de creencias y valores con tu pareja para así evitar disgustos posteriores. ¿Qué valores queréis inculcar y cómo queréis hacerlo? Acordad qué clase de normas y límites habrá en vuestra familia.
Sin duda, es un trabajo que requiere dedicación y esfuerzo por ambas partes. Es bueno que os comuniquéis en cuanto veáis diferencias que os molestan, en lugar de esconderlas debajo de la alfombra esperando que pasen.
Como en cualquier otra relación humana, hablar, razonar, debatir y llegar a acuerdos es la forma más saludable de relacionarse. Imponer al otro cambios, criticar, ningunear, humillar, y empatía 0 por las dificultades del otro nunca te van a llevar donde quieres ir.
Y tú, ¿qué dificultades tienes con tu pareja a la hora de educar a vuestros hijos? ¿Quieres preguntarme algo al respecto?
Tienes tu espacio en los comentarios de abajo.
Un abrazo y hasta la semana que viene.
