Cuida tus expectativas

Hoy te propongo un ejercicio cortito para que conectes con las clase de expectativas que generas en ti y en tus relaciones, y veas si son o no realistas.

1

Escribe una lista de tus expectativas en cuanto a sentimientos, reacciones, pensamientos, habilidades,comportamientos, papeles sociales (mujer, esposa, amiga, trabajadora., hija…).

Ejemplo: Debería ser paciente, tenerlo todo controlado, ser fuerte, organizada, amable, generosa, valiente.

2

Escribe otra lista de las expectativas que pones en las personas importantes de tu vida. Probablemente descubras que lo que esperas de ti misma es lo que también esperas de los demás.

3

Ahora, haz otra lista de 5 cosas que te enfadan. Empieza cada frase así: Siempre me enfado cuando… 

Ejemplos: Siempre me enfado cuando no ocurre lo que yo quiero. Siempre me enfado cuando alguien no aprecia los esfuerzos que hago.

4

Ahora, piensa en qué expectativa se esconde detrás de cada una de las frases que has escrito en el paso anterior.

En mi ejemplo, las expectativas serían:

Siempre me enfado cuando no ocurre lo que yo quiero. Expectativa= Espero que ni la vida ni la gente me decepcione. Si quiero algo, debería ocurrir.

Siempre me enfado cuando alguien no aprecia los esfuerzos que hago. Expectativa= Los demás deberían apreciar lo que hago y agradecérmelo.

Detrás de cada enfado, hay una expectativa no satisfecha.

5

Ahora, revisa la lista de cosas que te enfadan y decide cuál de ellas quieres soltar. Si no quieres soltar ninguna, pregúntate por qué. Empieza con una fácil. Elige soltar esa expectativa de forma consciente para que deje de controlar tu vida.

Lo que te molesta tanto no son los demás y la vida, sino lo que esperas de los demás y de la vida.

Obviamente, no se trata de no tener ninguna expectativa, sino de tener la clase de expectativa que no te daña.

Las expectativas que dañan son las que vives como necesidades o demandas. en lugar de como preferencias.

Por ejemplo. Yo digo: Necesito hablar contigo. ¿Qué pasa si el otro no quiere, o no lo necesita? Tu expectativa te creará dolor. Quiero/Me gustaría hablar contigo. ¿Qué pasa si el otro no quiere, o no lo necesita? Te irás a hablar con quien quiera escucharte. Esta expectativa no te daña.​

Y ahora, ¿tienes alguna duda o pregunta sobre las expectativas? ¿Qué dificultades has descubierto después de hacer el ejercicio que te están generando tus expectativas? Te espero en los comentarios de abajo.

¡Un abrazo y hasta la próxima!

Click Here to Leave a Comment Below

Paloma - abril 25, 2016

Hola! Yo he hecho el ejercicio y básicamente he llegado a la conclusión de que siempre me enfado cuando hay desorden a mi alrededor, cuando tengo prisa, cuando las cosas no salen como yo las había planeado, cuando mi marido está de mal humor o cuando mis hijos sólo quieren ver la tele (soy enemiga de la tele y opino que es una pérdida de tiempo). Soy consciente de todas estas cosas y sé la expectativa que hay detrás pero no sé cómo soltarlas y hacer que no me enfaden. Intento organizarme para no tener prisa nunca o minimizar las cosas que hay en casa para que el desorden sea menor, pero no sé cómo no enfadarme cuando las cosas no salen como yo quiero o cuando la casa está patas arriba, por ejemplo. Cuál es la idea? Trabajar en rebajar la expectativa e intentar aceptar que son inalcanzables o trabajar para no enfadarme cuando no se cumplen?

Reply
    Olga Marín - abril 28, 2016

    Paloma,
    Te toca trabajar tu alto nivel de autoexigencia (necesidad de control, seguramente) que posiblemente esté también impactando en los que te rodean.

    Reply
ICIAr - abril 21, 2016

Muy interesante la reflexión del post de hoy!! Encuentro super difícil discernir qué expectativas son legítimas y positivas y cuales nos dañan. Porque al final esas expectativas están ligadas a lo que somos y lo que esperamos de la vida.
Me viene un ejemplo muy sencillo .
Cada día me enfado porque cuando llego a casa mi hijo y su padre han dejado todos sus juguetes y ropa tirados por toda la casa. No es un pequeño desorden. Es como si hubiera pasado un huracán. Desde hace 3-4 años tengo la misma expectativa, que ordenen, no lo hacen y yo me hago mala sangre. Ayer justo me hacia la pregunta de ¿cuántos años más me voy a seguir haciendo mala sangre con esto? ¿Debería simplemente aceptar que mi hijo es caótico y no pedirle que recoja? ¿O es algo bueno intentar inculcarle a tu hijo un poco de orden?
Y esta es muy básica, ¡pero con las expectativas que están totalmente enraizadas y forman parte de nuestra educación y nuestro yo es aún más complicado!

Reply
    Olga Marín - abril 22, 2016

    Iciar,
    En el caso del huracán por desorden, no sé si te falta comunicar tu malestar a tu marido e hijo cuando llegas y pedir un cambio porque en esa casa viven tres personas y a una le molesta el desorden. Ahí toca negociar, ¿no? Llegar a compromisos. Lo que te daña es, como bien dices, enfadarte una y otra vez, pues la conclusión nunca es positiva.
    Haz el ejercicio entero y si quieres me comentas más.

    Reply
Leave a Reply: