¿Sabías que, antes de los 8 años, tu hijo va a desarrollar ideas sobre su propia valía basándose, sobre todo, en los mensajes que le envíes? A partir de ahí, tu hijo formará su guión de vida. Un mensaje desvalorizador que repitas reiteradamente se convierte más tarde en una creencia que tu hijo puede llevar consigo hasta la edad adulta. Hoy quiero mostrarte seis maneras distintas de relacionarte con tu hijo que le envían mensajes muy dañinos. 

  1. No escuchar a tu hijo. Veo a muchas mamás en el parque usar el móvil mientras su hijo les está hablando. Otras veces puede que estés viendo la tele o en el ordenador o cocinando o limpiando… ¿Qué pensarías tú si tu pareja hiciera lo mismo contigo de forma reiterada? Lo mismo que tu hijo: «No soy importante». Si en el momento que tu hijo reclama tu atención estás realmente ocupada, en lugar de decirle que se calle y seguir con lo tuyo, puedes optar por algo en estas líneas: “Ahora no puedo escucharte y me interesa lo que quieres decirme. En cuanto termine, te prestaré toda mi atención”. Seguramente a tu hijo no le guste, igual que no te gustaría a ti, pero al menos no recibirá ese mensaje tan devastador.
  2. Criticarle. «Cuántas veces tengo que decirte…» «Tendrías que haber…» Cuando criticas a tu hijo de esta forma, lo que en realidad le estás diciendo es «No eres lo bastante bueno». «Hay algo malo en tí». «Eres inadecuado». La alternativa sana a estos mensajes devalorizadores es que reconozcas su esfuerzo sin abusar del elogio, y que le enseñes que el aprendizaje lleva tiempo.
  3. Enfadarte cuando se equivoca. Si cada vez que tu hijo se equivoca en algo que te parece importante le vas con que «Si me hubieras escuchado…» los mensajes que le estás enviando son: «No está bien equivocarse»; «Si me equivoco, me rechazarán»; «No soy competente»; «No soy capaz». Es mucho más sano enseñarle que los errores son oportunidades de crecimiento y de aprendizaje. Para ello, nada como reconocer abiertamente tus errores y, sobre todo, algo que me parece imprescindible en nuestro trabajo como mamás: Discúlpate con tu hijo cuando te equivoques en tu relación con él.
  4. Quedar atrapada en la rutina a expensas de pasar tiempo con tus hijos. Tu hijo requiere de tu presencia, tu hijo necesita del contacto contigo. Cuando una madre se enfada con su hijo y le dice «lo haces para llamar mi atención», yo le diría: Pues claro, eso es precisamente lo que quiere más que nada en este mundo. Hace un tiempo leí un pequeño diálogo entre dos mujeres que decía más o menos: «¿Cómo puedes estar aquí, con la casa que tienes?» Y la otra le respondía: «Porque cuando mi hijo crezca, recordará este momento, y no el aspecto que tenía la casa». Si no pasas tiempo con tu hijo, los mensajes que le estás enviando son: «No soy importante». «Hay algo malo en mí». «No le importo a nadie». La alternativa sana no es que dejes de hacer lo que tienes que hacer, ni siquiera que no te dediques tiempo a ti misma, sino que pases tiempo de calidad con tu hijo y, sobre todo, que reconsideres tus prioridades.
  5. Ser la jefa de tu hijo. Cierra los ojos y recuerda cuando tu madre o tu padre te dijeron: «Porque lo digo yo y punto»; «O lo haces, o…»; «A mí no me contestes así». ¿Cómo te sentiste? El mensaje que enviamos cuando decimos esta clase de frases a nuestros hijos es: «No tengo poder». La mejor alternativa a instaurar una educación de tipo autoritario en tu casa es, entre otras, dar alternativas, usar el humor, dejar que tu hijo haga las cosas a su manera (cuando no hay peligro, obviamente). En definitiva, convertirte en su guía y no en su jefa. Esto es lo que están aprendiendo ya muchas mamás en Mamá casi Diez.
  6. Retirarte cuando estás enfadada con tu hijo. ¿Qué haces cuando te enfadas con tu hijo? ¿Dejas de hablarle? Si lo haces, lo que le estás diciendo en realidad es «No eres digno de amor». En lugar de eso, puedes decirle que necesitas un momento para tranquilizarte, pero que le sigues queriendo igualmente, y que no estás enfadada con él, sino con lo que ha hecho. Es algo muy distinto.

Todas usamos una o varias de estas alguna vez, y no por eso vamos a causarles a nuestros hijos un daño psicológico irreparable. Pero hay una gran diferencia entre «alguna vez» y «reiteradamente». La mamá perfecta es un mito. Por lo tanto, la clave está en que tomes conciencia de lo que haces y del peligro que entraña cada una de estas actitudes, y que empieces a cambiar lo que necesites.

Ahora, te escucho. ¿Qué desearías poder cambiar tú en la relación con tus hijos?

Un cálido abrazo.

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24 Comentarios

  • Angeles dice:

    :'(
    las tengo todas…

  • Adriana dice:

    Ay Dios tengo bastante de esas conductas…a veces me gana el cansancio

  • Silvia dice:

    Hace un tiempo viví una situación que me dio que pensar, y mucho. En una gasolinera cercana a casa, estaba un padre con su hijo poniendo gasolina al coche. El niño se puso a corretear alrededor del coche, a tocarlo, etc. El padre (un tanto nervioso) empezó a chillarle, diciéndole cosas de este estilo: ¡Me vas a rallar el coche!, ¡Si llegamos tarde será por tu culpa!, ¡Eres un niño muy malo!, ¡Siempre haces que me enfade contigo!, etc. En ese momento, yo aún no era madre, pero pensé en mis adentros, que el día en que lo fuese, no quería tratar de esa manera a mi hijo.
    Ahora que soy madre de un niño de 15 meses, intento recordar esta situación de vez en cuando, para NUNCA llegar a comportarme de esta manera con él. Evidentemente, tenemos días mejores y peores (sobretodo los padres, ya que tenemos más obligaciones , complicaciones y estrés que nuestros hijos) pero para mi es de vital importancia, aprovechar cada momento con él, olvidándome del móvil, del trabajo, del estrés, de los agobios, fomentar su independencia, no desvalorizar sus sentimientos, etc. Es muy difícil, pero poco a poco vamos aprendiendo!
    Besos!

  • Maria dice:

    Hola Olga, acabo de incorporarme a tu blog y me parecebmuy interesante, me siento muy identificada con lo que dices… Por desgracia en lo que NO se debe hacer… Voy a empezar a hacer autocritica y a poner en practica todo esto… Entre trabajo y casa, el tiempo que tenemos es «cronometrado» y es cierto que no me paro a pensar en lo que les digo… Espero poder cambiarlo… Gracias por tus consejos

  • Peps dice:

    Enhorabuena por tu artículo, es justo lo que necesitaba escuchar ahora mismo para reconducir la relación con mis hijos. La verdad es que están muy rebotados y a veces me da la impresión de que la situación se me va de las manos. Gracias

  • aitana dice:

    Felicidades en tu día!

  • Marta dice:

    ¡Hola Olga!

    Me ha chivado un pajarito llamado Deb que hoy es tu cumple y que pasemos a felicitarte. Yo que soy muuuuuy obediente aquí estoy ¡FELICIDADES! ^_^ Lo cierto es que he aterrizado en tu blog por primera vez y me encanta. Aunque todavía no tengo hijos los temas de educación mamá/papa/hijos me interesan mucho desde siempre. Además, espero tenerlos pronto y ya ando guardando links de webs que me gustará tener a mano cuando así sea 🙂 ¡Así que ya te tengo fichada!

    Enhorabuena por un blog tan genial, que pases muy buen día de cumple 🙂

    Marta

  • Neus dice:

    Hola! Acabo de llegar aquí por recomendación de Deborah en oyedeb.com y me encanta lo que explicas y cómo lo explicas! A partir de ahora, te seguiré seguro!
    Por cierto, felicidades!!! 😉

  • Maite dice:

    ¡¡Felicidades Olga!! Ya sé que este no es el lugar, pero quiero aprovechar que entre que tu hermana es una lianta y yo muy fan tuya, y que es tu cumple para darte una enhorabuena gigantesca por tu trabajo. ¡ Molas mil, Olga!

  • Sonia dice:

    ¡Qué razón tienes!! Es que hay veces que es tan complicado borrar los mensajes inconscientes que tenemos de nuestra niñez. Alguna vez que me he quedado en el móvil mientras estaba con, ¡viene con paso firme y me quita el móvil con un no! Por suerte reacciono y le digo: pues di, hijo, ahora estoy aquí contigo.
    Un beso, chicas, no seremos las mejores mamis, pero nos esforzamos por educar mejor a nuestros hijos

  • aitana dice:

    Algunos puntos son inevitables. Soy humana y de vez en cuando la paciencia falla.
    A mi lo que me gustaría es saber como conseguir tiempo de calidad, no sé si el tiempo dedicado es correcto y es en ese punto donde me siento culpable o menos buena madre.

    • Olga Marín dice:

      No hay correcto e incorrecto, Aitana, desde mi punto de vista. Todo el tiempo de que humanamente dispongas después de tus obligaciones y después de reconsiderar tus prioridades (si tu hijo es aún muy pequeña necesita mucha más presencia, obviamente).

  • María dice:

    Muchas gracias por este artículo, realmente es difícil y contar con refuerzos e ideas claras y aplicables en el día a día como este son de gran ayuda.
    Un saludo

  • El Ciempiés dice:

    Como siempre, además de gustarme todo lo que publicas, me es muy útil. ¡Pero qué difícil que alguna que otra vez no haga algunos de los puntos! Y eso que me dicen que tengo una paciencia…pero a veces se me termina. En fin, a intentar ser mejor cada día. Muchas gracias por la publicación, la compartiré en mi página de facebook. ¡Un saludo! Patricia.

  • Leticia dice:

    La verdad es que hago algunas de estas cosas sin darme cuenta, o me doy cuenta tarde, cuando ya estoy metida de lleno en el error. Es difícil ser en todo momento consciente de lo que estás haciendo y no dejarte llevar por las emociones, pero supongo que con entrenamiento se podrá conseguir.
    Muchas gracias por tus consejos!

  • Mónica dice:

    Fantástico, muy bien explicado. Es difícil alejarse del modo en que hacemos y decimos las cosas a los niños, porque eso mismo hicieron con nosotros, sin embargo, entenderlo es ya un gran paso para evitarlo. Estoy muy de acuerdo.

    Gracias por tus artículos.

    Mónica

  • xenia dice:

    ¡Uala! ¡Gracias! Muy interesante… A veces parece que sé lo que no tengo que hacer, pero no cómo hacerlo correctamente… Y a veces la rutina se me traga…
    Ya tengo tu curso, a ver, si me pongo 😉

    bss!

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