
18 cosas que puedes hacer ante los celos cuando llega un nuevo hermano
Ante la inminente llegada de un nuevo bebé a la familia, aflora en muchas madres el miedo a los celos que vaya a sentir, o ya esté sintiendo, el hermano mayor.
Así que te toca empezar a preparar el terreno para ayudarle a hacer la transición de hijo único a hermano mayor con la mayor suavidad posible.
Y la preparación empieza mucho antes de la llegada del nuevo bebé.
ANTES
1. Implica a tu hijo en todo tu embarazo, así como en los preparativos. Invítale a que escuche al bebé poniendo la oreja en tu barriga; hablad de lo que debe de estar haciendo el bebé ahí dentro en este momento; pídele que te ayude a elegir la ropa que le pondréis el primer día; que te ayude a preparar la bolsa del hospital; dile que proponga nombres que le gusten; pídele que haga un dibujo para poner encima del lugar donde vaya a dormir el bebé…
2. Enséñale libros en los que aparezcan imágenes de úteros, del desarrollo de un feto; mirad juntos las ecografías.
3. Prueba este juego. Se trata de hacer una lluvia de ideas con dos preguntas. La primera: ¿Qué vas a hacer mientras el bebé…? (duerme, come, llora…). Por ejemplo: Mientras el bebé come teta/biberón, tú (mamá) me leerás un cuento; yo jugaré con mis coches, etc.
La segunda: ¿Qué vas a hacer con el bebé?, se centra más en las formas en que tu hijo puede ayudarte a cuidar del bebé. Por ejemplo, ayudarte a cambiarle el pañal, a distraer al bebé cantando canciones, a tocarlo con suavidad…
No se trata de que hagas el juego como una actividad preparada, sino que lo puedes incorporar mientras hacéis otra cosa, de forma casual.
4. Haz cualquier cambio que afecte a tu hijo antes de tener al bebé. Por ejemplo, si tu hijo va a tener que cambiar de habitación, incorpora este cambio unos meses antes de que llegue el bebé para evitar que tu hijo haga una asociación negativa. Lo mismo si se trata de quitarle el pañal, pasar a comida sólida, dejar la teta, lo que sea.
5. Refuerza la importancia de tu hijo en la familia. Es el momento de que le adjudiques tareas pequeñas en las que se sienta responsable: poner la mesa, meter la ropa en la lavadora…
6. Permítele que exprese sus emociones negativas ante la llegada de su nuevo hermano. No las critiques. Por ejemplo, si dice: “No quiero que tengas un bebé”, dale espacio y escúchale, no trates de convencerle de que hay que querer a los hermanos y blablablá.
7. Sobre todo, no le digas: “Ahora ya eres mayor”, porque muchos niños hacen entonces regresiones, tienen más rabietas o presentan comportamientos no habituales en ellos. ¡Y porque, seguramente, tu hijo mayor aún es muy pequeño!
8. Cultiva la relación entre tu hijo y tu pareja. El papá puede ir tomando poco a poco más protagonismo en la vida del mayor para que el vínculo se vaya fortaleciendo cada vez más y pueda sustituirte cuando lo necesites. Si tu hijo tiene dos años o más, entiendo que esto ya no será un problema.
9. Ayúdale a aprender a jugar un ratito solo. Por supuesto, debes tener en cuenta la edad de tu hijo, su momento evolutivo. No puedes pedirle a un niño de 2 años que juegue solo mucho rato.
10. Lee libros con tu hijo que hablen de la llegada de un nuevo bebé. Acude a tu biblioteca local y encontrarás un montón de cuentos preciosos para leer con tu hijo sobre la llegada de un bebé.
11. Pasa tiempo con bebés. Si alguna de tus amigas o familiares tiene un bebé, intenta quedar en su casa algunas veces para que tu hijo vea lo que supone la llegada de un nuevo bebé, para que pueda tocarle, cantarle, ayudar a cambiar el pañal...
12. Dale a tu hijo muñecas para jugar. Es una buena manera de que experimente con el cuidado y la alimentación de un bebé, pero también le puede servir para ventilar sus sentimientos y frustraciones.
13. Pide explícitamente a tus familiares y amigos que no dejen de lado a tu hijo cuando vengan de visita. Que le hagan preguntas, que le traigan un regalito también a él…
DESPUÉS
14. Si tu hijo siente rabia
Antes de darte algunas ideas que pueden funcionar, quiero decirte que para acompañar a tu hijo en su rabia, debes hacerlo de forma amorosa, es decir, dándole a entender que está bien sentir lo que siente, y que aunque esté enfadado/rabioso/furioso siempre le vas a querer.
Pero también es muy importante que pongas límites a la forma en que muestra su rabia. ¿Qué quiero decir con esto? Pues que no puede pegarte ni a ti ni al bebé por mucha rabia que sienta (“Estás enfadado y no puedes pegarme/no puedes pegar al bebé”); tampoco puede romper cosas que no estés dispuesta a que rompa.
Y, por último, es importante elaborar una explicación posterior, siempre adecuada a su edad. Explicarle lo que ha pasado y qué le ha hecho enfadar, pues un niño siente lo que siente pero no sabe por qué lo siente; en muchas ocasiones lo único que hay es una gran confusión.
Tu hijo nunca te dirá: “Sí, es que estoy celoso porque ahora le dedicas mucho tiempo al bebé y yo me siento desplazado y me da miedo de que hayas dejado de quererme”. Ponerle palabras a lo que siente siempre vendrá después de que tú le ayudes a descargar, a liberar la emoción.
En el libro EmocionArte con los niños, los autores recopilan algunos juegos muy interesantes para gestionar la rabia.
Para niños de 3-4 años
- “El lobo y la oveja”: tú eres una oveja y tu hijo un lobo, y te puede comer sin morderte de verdad (puedes ponerte un cojín en la espalda y que lo muerda o finja que lo muerde).
- “Calcetomonstruos”: os ponéis cada uno un calcetín en la mano formando una boca y jugáis a morderos mutuamente hasta que uno gane (¡tu hijo, claro!)
Para niños a partir de 4 años
- La típica “guerra de almohadas” en la cama o el sofá
- Ejercicio físico (una carrera, darle patadas a un balón…)
- Jugar al “calientamanos”: pones las palmas de la mano hacia arriba, tu hijo las suyas encima, tú mueves una mano para golpear la de tu hijo antes de que él la quite. Si él la quita antes de que la golpees, él gana y entonces pone las manos debajo para que te golpee a ti. (¡Debes dejarte ganar, claro!)
- Un montón de revistas o periódicos viejos para romper y garabatear al tiempo que hace ruidos con la garganta. (Siempre acompañado por ti para que no pase a la violencia). Te recuerdo la regla de oro en la expresión de emociones: “No te puedes hacerte daño ni a ti, ni a nada ni a nadie”.
- Bailar con la música a tope y cantando a grito pelado.
- Cualquier otra cosa que a tu hijo se le ocurra y que respete la regla de oro.
15. Si tu hijo está triste
Mejor te digo qué no debes hacer con la tristeza de tu hijo, ni en este contexto de la llegada de un nuevo hermanito ni en ningún otro: no debes evitarla, negarla, descontarla diciéndole cosas como “No estés triste”, “No llores”, “¿Por qué estás triste?”.
Lo más importante es que acojas a tu hijo en su tristeza y te pongas en su piel. Acaba de perder el lugar exclusivo que tenía contigo, así que tiene que pasar su duelo. Él no va a saber por qué está triste, necesita que le ayudes. Permite que llore cuanto necesite, mantente cerca o abrázalo mientras llore; sostén su tristeza para que se sienta aceptado y aliviado.
16. Pasa tiempo a solas con tu hijo
Eso le trasmitirá el mensaje de que sigue siendo muy especial para ti.
Ese tiempo especial debe guiarlo él. No vale que tú elijas lo que vais a hacer, sino que debes ponerte a su entera disposición y darle atención exclusiva durante el rato que vayáis a pasar juntos.
Sal de tu zona de confort, deja que él decida a menos que se trate de algo peligroso o completamente inapropiado.
Estaría muy bien que pudieras pasar al menos media hora al día con tu hijo mayor a solas, mientras el papá se ocupa del nuevo hermanito.
Este consejo también es muy importante para cuando hay peleas entre hermanos. El tiempo a solas con cada uno es uno de los mayores regalos que les puedes hacer a tus hijos.
No hace falta que esperes a que tu hijo dé señales de que necesita ese tiempo especial contigo a solas, pero algunas señales que va a darte cuando te necesite en exclusiva pueden ser, entre otras: que desobedezca de forma deliberada, que llore, se agarre a tus faldas, que proteste, se queje, grite, dé golpes o muestre enfado de alguna otra forma.
Por favor, no recurras al rincón de pensar o a cualquier otra forma de castigo en ese momento, pues es entonces cuando más te necesita. Tal vez su forma de comunicártelo sea inmadura, tal vez sea estresante para ti, pero es la única que tiene. Ya irá aprendiendo otras formas de expresar sus necesidades a medida que vaya haciéndose mayor.
17. Busca ayuda
Tu pareja, por descontado, pero también tus padres, tus suegros, tus hermanos, tus amigos… Personas que puedan hacerse cargo de tu bebé mientras le dedicas esa atención exclusiva a tu hijo mayor. Y al revés: amplía el círculo de vínculos importantes en la vida de tu hijo mayor de forma que pueda pasar un rato con sus abuelos, o sus tíos, para que tú puedas ocuparte del bebé, o descansar, o lo que necesites.
18. Involucra a tu hijo mayor en el cuidado del bebé
Algunas madres que me han consultado por temas de celos suelen tener miedo a que su hijo coja al bebé o ayude en su aseo. ¡No tengas miedo! Tu hijo no le hará daño, pero debes estar siempre presente para supervisarlo. Puede ayudarte a cambiarle el pañal, a bañarlo, puede jugar con el bebé a contarle cuentos; hay muchas opciones. Lo importante es que tu hijo se sienta implicado en la nueva dinámica familiar.
Esta etapa puede llegar a ser muy estresante para ti, pero piensa que para tu hijo mayor lo es muchísimo más. Si sigues todos los pasos propuestos para antes y después, tu hijo y tú superaréis esta etapa de forma mucho más liviana.
Ahora, tu opinión me interesa muchísimo. Dime, ¿qué más necesitas saber sobre este tema? Déjame un comentario abajo.
¡Hasta la semana que viene!
